Verano+jóvenes+alcohol= Permisividad
Llega la temporada que todos los jóvenes esperan con ganas, ese momento donde sienten que todo vale. Frases como llevo todo el año trabajando, es mi momento, son mis vacaciones, voy a disfrutarlas a tope… son muchas de las frases que se oyen en esta época.
Este año, después de la pandemia, observamos un aumento de la sensación de euforia de los jóvenes de disfrutar hasta el último momento, “somos libres”, pero no sabemos hasta cuándo.
Episodios como el de Baleares demuestran, que la represión, limitación que han sentido los jóvenes les lleva a minimizar los riesgos del consumo, sienten que se merecen disfrutar y a esas edades la mayoría de planes giran entorno al consumo.
Las primeras imágenes que hemos ido viendo al acabar el toque de queda han sido los botellones, gente joven reuniéndose para beber.
En verano aumenta la sensación de libertad, la disponibilidad de planes, viajes, fiestas. Reclamos camuflados en ofertas de mucho alcohol y bajo precio para ganar clientes.Pero no hay que olvidar, que el verano también coincide con el primer contacto con esta droga. Droga legal, si, que culturalmente se ha arraigado a nosotros y nuestro estilo de vida, pero no por ello menos peligrosa.
El alcohol, es sin duda la droga más normalizada en España y que está presente en la mayoría de hogares y reuniones sociales.
Según la Encuesta sobre el uso de drogas en enseñanzas secundaria en España (ESTUDES. 2018-2019), entre los 14-18 años: El 74,1% de hombres y el 77,5% de mujeres ha consumido alcohol en los últimos 12 meses. En referencia a los últimos 30 días, aproximadamente 6 de cada 10 estudiantes ha bebido alcohol en dicho periodo, observando que el 24,3% de los estudiantes ha experimentado alguna borrachera en este periodo y el 32,3% ha realizado binge drinking, es decir, ha tomado 5 o más vasos de bebidas alcohólicas en un intervalo aproximado de dos horas.
Algunos signos de alarma que pueden ayudarnos a detectar si un adolescente o joven está realizando un consumo abusivo de alcohol son:
- Descuido de su persona en cuanto a cuidado o aseo
- Aislamiento
- Cambio en sus rutinas
- Aumento o disminución de las horas de sueño
- Síntomas de ansiedad, depresión, impulsividad o inestabilidad.
- Alejamiento de la familia
- Cambio de grupos de amigos
- Mentir
- No cumplir horarios pactados de llegada a casa.
- Bajo rendimiento escolar o laboral
Por todo ello, hay que intentar concienciar a los jóvenes que hay muchas maneras de disfrutar, que no es necesario el consumo de grandes cantidades para disfrutar. No se trata de prohibir sino de ayudar a decidir, en esa época tan convulsa, de tantas emociones y de tanta necesidad de encajar entre los iguales. Por ello los adultos también tienen una responsabilidad, en dar ejemplo y saber disfrutar sin acompañar siempre de alcohol las celebraciones, o reuniones sociales.
Además, no hay que olvidar que la mayoría busca en el alcohol desinhibirse, evadirse, o gestionar estados de animo como son la ansiedad o la depresión que tanto hemos oído en los últimos meses.
Por todo ello, invitamos a los lectores a disfrutar del verano, y demostrar que se puede disfrutar sin normalizar que todo gire entorno a al consumo de alcohol.