Actualmente vivimos en una época y sociedad que no hace más que impulsarnos hacia la exigencia propia y personal, en base a muchos factores internos y externos. A la hora de mezclar la exigencia con el entorno laboral podemos encontrarnos con personas las cuales puedan desarrollar una adicción al trabajo como mecanismo de respuesta hacia su propia identidad, o bien hacia la relación que mantiene todo ello con su propia familia y demandas personales. Todo ello puede estar relacionado con el concepto de huir de determinados problemas o bien de no ser capaces de exigirnos y demandarnos lo que queremos y necesitamos en un cierto momento.
El concepto de acción al trabajo, se plantea como una necesidad imperiosa e incontrolable de realizar trabajo de forma constante, dentro y fuera del horario laboral, sin respetar tiempos y espacios de ningún modo ni rutina. Por todo ello, la persona escasamente será consciente de que su propia realidad se ha visto sobrepasada por el tiempo dedicado a las tareas laborales, por lo que de inicio dicha persona no lo verá como un problema en sí y le costará generar una demanda de ayuda y responsabilidad personal sobre lo que está aconteciendo. Por lo tanto, hablamos entonces de personas dónde el trabajo pasa a ser el centro neurálgico de su vida y todo gira en torno a un bucle relacionado con éste. En España los datos hablan acerca de entre un 10-12% de la población la cual podría presentar una posible adicción al trabajo, dónde casi un 10% dedica más de 12 horas diarias a la profesión con el propósito de tenerla como vía de escape ante el no afrontamiento de diversas situaciones estresantes o emocionales, de las cuales no quieren o no pueden afrontar los sentimientos y emociones que les provocan dentro de su propia vida diaria.
La adicción al trabajo viene acompañada de varios factores, entre ellos los relacionados con no respetar descansos, tiempos, vacaciones, horarios, desconexión… y todo ello bajo los propios impulsos personales de no ser capaces de ponerse límites y dar sentido a las propias prioridades que deben regir en la vida de una persona. En este caso vemos que se trata de personas que se centran en que pueden tener una única valoración personal hacia el trabajo, siendo lo único de sus vidas, así como a una necesidad de control y compulsión sobre el trabajo duro y las conductas que según su código deben regir, ya que sin ello supone un vacío que deben llenar con algún aspecto externo. Dichos aspectos quedan relacionados con el aumento del estrés, el decaimiento de los propios hábitos y rutinas saludables (comida, horas de sueño, pareja, familia, ocio), y no hacen otra cosa más que interferir dentro de la propia vida del sujeto, siendo difícil que la propia persona vea hasta dónde puede afectarle dicha adicción al trabajo. A nivel de comportamiento individual la adicción al trabajo puede llegar a provocar irritabilidad, exigencia personal imperiosa (aún cuando las cosas vayan bien), síntomas depresivos, mayor riesgo de caer en un posible abuso de sustancias, dificultades para poder conciliar el sueño o bien mantener hábitos saludables, entre otras. Por todo ello se le debe prestar especial atención al entorno, a la comunicación que se mantiene con amigos y familia y a las propias rutinas personales las cuales no podemos dejar de lado en cuanto a nuestra propia vida y valía personal.
Existen una serie de factores de riesgo que podrían llevar a una posible adicción al trabajo, como pueden ser: la propia exigencia personal y la escasa autoestima de la persona, el medir el éxito en la vida solo acorde al tema laboral, (teniendo las propias creencias irracionales sobre el éxito medido a nivel laboral), el miedo a perder el empleo y verse en una situación de crisis, la falta de organización propia y el temor a que un superior nos llame la atención o bien ponga en duda nuestra valía, la ambición excesiva hacia puestos de mayor responsabilidad y la falta de límites personales y prioridades; todo ello hará que se pueda desarrollar dicha adicción y de que no ser conscientes ponernos en riesgo a nivel de nuestra propia salud individual y familiar. No hay que olvidar que la propia adicción al trabajo, pondrá en riesgo al propio individuo que no sabrá identificar si la padece o no, y a todo el sistema que engloba en cuanto a las propias relaciones que mantiene dentro de su estructura social y familiar.
Todos estos comportamientos que llevamos a cabo dentro de la propia adicción al trabajo, tienen sus propias repercusiones dentro de la salud física y emocional de la persona, así como dentro de las propias relaciones sociales que se establecen como también de la propia gestión del tiempo libre. El aumento del uso de la tecnología, los efectos del confinamiento, el miedo a perder el empleo y la exigencia no hacen otra cosa más que enarbolar un conjunto de situaciones y acontecimientos que pueden llevar a la persona a desarrollar una adicción al trabajo. En cuanto a la realidad actual de la inmediatez y la conexión total, las personas adictas al trabajo suelen mantener una constante y permanente conexión hacia el trabajo tanto a nivel físico (ubicación, despachos, reuniones), como actualmente a nivel tecnológico (conexión correo, mensajería, teléfono…), aspectos que les hacen descuidar sus tareas diarias emocionales y propias dentro de una vida saludable. A nivel psicológico, podemos hablar de personas dónde el reconocimiento y el éxito parte de lo que se consigue a nivel laboral siendo conscientes de que sin eso su vida carecería de sentido o bien no sería placentera, aspectos que no hacen más que retroalimentar el bucle laboral hasta llevarlo a extremos que a la larga entorpecerán el ritmo de vida y conciliación que debería darse dentro de una salud mental plena.
No se debe olvidar que dentro de la propia solución se da el hecho de saber dentro de qué empresa trabajamos y como ésta nos ayudará a conciliar y merecido descanso y desconexión tecnológica y a saber mantener nuestros hábitos y nuestra eficacia laboral dentro de los estándares que nos permitan el poder trabajar y conciliar para llegar a ser más productivos. Hemos visto acciones de diversas empresas donde no se pueden recibir correos el fin de semana, o bien horarios de desconexión de salida dónde los ordenadores se apagan a una determinada hora, entre otras acciones. Se trata por tanto de marcar y saber posicionarse como empresa evaluando y siendo lo más objetivos posibles en cuanto a la eficiencia del trabajador, sin caer en largas jornadas sin sentido y siendo capaces entonces de plantear un trabajo por objetivos centrados en la calidad y eficacia empresarial y personal. No se trata de mayor cantidad, sino de mayor calidad a la hora de plantear puestos de trabajo acorde con las diferentes personas que moverán la organización.
Para ello, siempre es bueno autoevaluarse y analizarse propiamente, sabiendo plantearse si hay cosas que se han dejado de hacer: límites personales a las propias tareas, mantener un horario de trabajo programado, realizar desconexiones, disfrutar del tiempo libre y del ocio, mantener actividades y hábitos en familia y amigos; todo ello con el propósito de no caer en rutinas de exigencia laboral que nos lleven a mantener, aumentar o desarrollar ritmos de trabajo no adecuados. Se trata por tanto de saber en qué momento estamos a través de nuestro auto conocimiento o bien de la “visión” de los demás, para saber dejarse asesorar y pedir ayuda en cuanto a la posible adicción que se pueda presentar.
Desde Ita Especialistas en Salud Mental, abordamos la adicción al trabajo en base a reconocer e identificar las propias conductas y saber demandar ayuda en cuanto a que la situación nos sobrepase y nos veamos en riesgo. Ponerse en manos de un especialista que nos ayude a enfocar, delimitar y abordar el problema debe ser primordial a la hora de tratar dicha adicción, teniendo en cuenta que puede llegar a interferir de una manera grave en nuestro propio desarrollo personal y de salud.