El espacio educativo es uno de los contextos de socialización más importantes durante la infancia y la adolescencia. Sin embargo, es en este espacio donde se observa la existencia de un tipo de violencia que se produce entre iguales, el acoso escolar o bullying. Un reciente estudio de la UNESCO (2019) a nivel mundial muestra que 1 de cada 3 estudiantes se ve afectado por el acoso escolar. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que alrededor de 200.000 suicidios al año de jóvenes entre 14 y 28 años se producen por esta grave problemática.
Los expertos en la materia definen el bullying como un tipo de violencia ejercida por un alumno/a o un grupo de alumnos contra otro, que se caracteriza por una persecución física y/o psicológica de forma sistemática, sin que medie la provocación, y con la intención de causar daño o perjudicar a la victima, a la que se considera más débil. Así se establece una relación de desigualdad entre acosador y víctima, en la que el abuso de poder y la dominancia del agresor aumenta en la misma medida en la que se incrementa en la víctima su sensación de indefensión y su aislamiento. Dan Olewus (1998), pionero en el estudio del acoso escolar, señaló que la “agresividad intimidatoria” entre escolares era un fenómeno muy antiguo. No obstante, las dinámicas sociales han ido cambiando a lo largo de los años, y eso también se ha visto reflejado en el acoso escolar. El auge en los últimos años del uso de internet y las nuevas tecnologías entre los más jóvenes ha favorecido que estos se vean expuestos a nuevas formas de acoso a través de estos canales, lo que se conoce con el término de ciberbullying o ciberacoso.
FORMAS DE ACOSO ESCOLAR:
- Agresiones físicas: palizas, lesiones con objetos, destrozar pertenencias, etc.
- Agresiones verbales: son las más frecuentes. Insultos, burlas, vejaciones, difamar, crear rumores, difundir mentiras, etc.
- Agresiones psicológicas: amenazas, acecho, manipulación, coacción, etc.
- Exclusión social: aislar a la victima, ignorarla, impedir que participe en el grupo, no sentarse a su lado, bloquearla de grupos de redes sociales.
- Acoso sexual: burlas, insultos, humillaciones o tocamientos con connotaciones sexuales, hostigar a alguien de forma sexual o usar de forma denigrante su imagen, etc.
VICTIMA Y ACOSADOR
Las victimas de bullying suelen presentar un aspecto físico diferente (más pequeño o más grande), baja autoestima, escasas habilidades sociales (sobre todo en su capacidad asertiva), timidez y una mayor tendencia al retraimiento social (suelen tener pocos o ningún amigo), así como a la depresión y la ansiedad. También es un factor de riesgo para sufrir bullying pertenecer a un grupo minoritario, presentar algún tipo de problema físico o precisar algún tipo de necesidad específica que requiera un apoyo educativo. En el contexto familiar es habitual que prime la sobreprotección, por lo que no desarrollan estrategias de afrontamiento eficaces cuando son agredidos por otros o ven vulnerados sus derechos. El estigma de inferioridad, vergüenza e impotencia que marca a las víctimas les impide revelar su sufrimiento a sus familiares, y mucho menos denunciar a sus acosadores.
En el caso de los acosadores, suelen tratarse de chicos/chicas con fuerza física, baja autoestima, grandes dificultades para controlar su impulsividad, la ira, tolerar la frustración y cumplir con las normas, mostrando también una escasa inteligencia emocional (identificar y regular sus emociones) y un déficit en su capacidad empática. Al igual que ocurre con las víctimas, los acosadores carecen de asertividad, sin embargo, en este caso usan la coacción y la manipulación para obtener aquello que quieren o para imponer sus opiniones. A través del acoso buscan reconocimiento y atención por parte del grupo, incluso en muchas ocasiones ellos mismos han sido víctimas de agresiones físicas y/o intimidación. En realidad, detrás de cada acosador hay un sentimiento interno de sentirse poco valioso, y es eso lo que provoca esa reacción defensiva de prepotencia y arrogancia, pues atemorizando a los demás se sienten respetados. En el ámbito familiar es común que hayan sido testigos o víctimas de violencia (aprendiendo que esa es la herramienta para ser “respetado” o conseguir lo que se quiere), y que no exista una buena comunicación familiar, sintiéndose en muchos casos desatendidos o poco queridos.
CONSECUENCIAS
Numerosos estudios han constatado las graves consecuencias del acoso escolar.
A parte de los daños físicos, las victimas de bullying presentan un gran deterioro de su equilibrio emocional que aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos depresivos, ansiosos, psicosomáticos, fobia escolar, disminución del rendimiento escolar, aislamiento social y un deterioro mayor de su autoestima, así como trastornos de personalidad y trastornos de la conducta alimentaria. En los casos más graves conductas suicidas.
En el caso de los acosadores, la falta de intervención refuerza las conductas disruptivas de estos, lo que aumenta el riesgo de que terminen padeciendo problemas de abuso de sustancias, fracaso y abandono académico, trastornos depresivos, trastorno de la personalidad antisocial (conductas antisociales, violentas y delictivas que se mantienen en la edad adulta), y conductas suicidas. Algunos estudios incluso han encontrado una alta tendencia al psicoticismo.
En conclusión, el acoso escolar es un grave problema social y de salud que tiene graves consecuencias tanto en sus víctimas como en sus perpetradores por lo que es necesario establecer medidas de prevención y de intervención eficaces que comprendan no solo a las víctimas sino también a los agresores, incluyendo en ellas el trabajo con las familias y el contexto escolar.