"Porque, ¿Qué es el tiempo? ¿Quién puede explicarlo con facilidad y brevedad? ¿Quién puede comprenderlo para expresarse respecto a él?, y, sin embargo, ¿qué otra cosa mencionamos con más conocimiento y familiaridad que el tiempo en nuestras conversaciones diarias? E indudablemente lo entendemos lo suficiente cuando hablamos de él; y lo entendemos también cuando en nuestra conversación alguien lo menciona. Si nadie me lo pregunta, yo sé lo que es el tiempo, pero si quisiera explicárselo a alguien que me lo preguntara, sencillamente, no lo sé» (San Agustín).
En primer lugar, es importante destacar la principal diferencia entre tiempo libre y ocio.
El tiempo libre es todo aquél tiempo del que disponemos exento de cualquier obligación, necesidad o responsabilidad social, es un espacio dónde no tenemos estipulado qué hacer, un tiempo muerto dónde tenemos la autonomía para desempeñarlo en lo que nosotros decidamos. Por el contrario, el ocio son aquellas actividades que presentan mayor carácter lúdico y que, por regla general, decidimos por voluntad propia, realizar dentro de esa franja horaria que conlleva el tiempo libre con el fin de generar bienestar a nuestras vidas.
En la mayoría de los casos de salud mental nos encontramos con un excesivo tiempo libre y un bajo nivel de ocupación de sí mismo. Todo este exceso de tiempo repercute de manera directa en nuestras actividades de la vida diaria, impidiendo la capacidad de generar cualquier clase de estructura sólida que organice y dé sentido a nuestro día a día.
A nivel emocional, introducir un ocio saludable ayuda a minimizar los síntomas de cualquier patología o trastorno, aumentando la autoestima, disminuyendo el aislamiento, fortaleciendo simultáneamente las habilidades sociales y mejorando así su calidad de vida. Las actividades psicosociales permiten la adquisición de habilidades físicas, intelectuales y emocionales para vivir y relacionarse en la comunidad.
Es fundamental establecer un adecuado programa de ocio estructurado que servirá para ocupar el tiempo libre de la persona poniéndole en contacto con su entorno y dotándole de recursos personales para que la persona lo realice adecuadamente, mejorando la visión y relación que ésta tiene de su alrededor.
Por lo general, en salud mental, cobra una especial importancia el ocio terapéutico con el fin de fomentar el desarrollo de la persona y capacitarla de responsabilidad para satisfacer sus necesidades. Se realiza con el objetivo de promover un cambio en la conducta y adaptar el ocio comunitario a las necesidades de la persona guiándose por el derecho a disfrutar de éste.
Toda esta cantidad de tiempo libre genera un estado de apatía y dejadez continuado que, en la mayoría de los casos, está íntimamente relacionado con la probabilidad de padecer depresión u otro tipo de trastornos relacionados, el día de mañana. Cuando suprimimos cualquier tipo de ocupación a un individuo por un tiempo medianamente prolongado, sufre una connotación completamente negativa en su vida, tanto a nivel emocional como social; de ahí la importancia de establecer un adecuado equilibrio entre las necesidades, obligaciones, ocio y tiempo libre que necesito y del que puedo disponer.