Aunque resulta difícil estimar la prevalencia real de los trastornos del desarrollo (TND), debido a la gran variabilidad de síntomas y manifestaciones que presentan entre sí, algunos estudios señalan que entre el 10% y el 15% de niños podrían presentar algún tipo de trastorno del neurodesarrollo de mayor o menor gravedad.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de trastornos del neurodesarrollo?
Es importante recalcar que los trastornos del neurodesarrollo constituyen una categoría diagnóstica amplia y heterogénea, con una gran variabilidad en cuanto a sintomatología y un amplio abanico de manifestaciones clínicas. La principal característica compartida entre los diferentes TND es la afectación del sistema nervioso central (y principalmente, del cerebro o de alguna de sus estructuras) durante el periodo de desarrollo (gestación, infancia y adolescencia) y maduración de éste. Se cree que el origen y la causa de aparición de estos trastornos responden a una combinación multifactorial entre causas genéticas y de interacción con el entorno.
Entre los TND encontramos, entre otros, el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), el Trastorno del Espectro Autista (TEA), los Trastornos Específicos del Aprendizaje (dislexia, discalculia, etc.), la discapacidad intelectual, los Trastornos de la Comunicación y los Trastornos Motores (trastorno del desarrollo de la coordinación, trastornos de tics, etc.). Aunque pueden presentarse de forma aislada, no es extraño que haya una cierta comorbilidad entre ellos.
¿Cuándo debemos sospechar que estamos ante un TND?
Resulta complicado establecer unos signos de alarma que puedan ser comunes a todos los TND. Sin embargo, existen algunos indicadores que pueden hacernos sospechar de la presencia de uno de ellos: un rendimiento escolar inadecuado (incluidas las dificultades para atender en clase, para concentrarse al hacer los deberes o para organizar el tiempo y las tareas, dificultades para aprender a leer y escribir, etc.), problemas persistentes de conducta (impulsividad, hiperactividad, agresividad, berrinches y rabietas continuos, etc.), dificultades en la socialización (dificultades para relacionarse con sus iguales e interpretar situaciones sociales, falta de interés en interactuar con otros niños, etc.) o problemas motores (tics, balanceos, dificultad para coordinar movimientos, etc.). Así mismo, problemas relacionados con el sueño (insomnio o dormir en exceso, pesadillas y terrores nocturnos, etc.), dificultades para mantener la atención y concentración en una tarea concreta durante un periodo de tiempo largo (como por ejemplo al leer un libro o ver una película), o bien tener unos intereses muy restringidos, pueden ser también señales que pueden indicarnos la posibilidad de estar ante un niño con un TND.
Aunque los síntomas suelen cambiar y evolucionar con el tiempo, algunas dificultades persisten a lo largo de la vida del individuo. Habitualmente, el tratamiento consiste en una combinación de atención médica y psicológica, terapias farmacológicas, así como intervenciones y programas de adaptación del entorno tanto en casa como en el ámbito escolar.
¿Cómo podemos hacer la vida más “cómoda” en casa y en la escuela a una persona que sufre un TND?
En la escuela, por ejemplo, las adaptaciones pueden ir desde dar más tiempo al niño para realizar los deberes o los exámenes, simplificar los enunciados de las preguntas que se le realizan, “trocear” las tareas, trabajar con materiales predominante visuales, utilizar y comprobar frecuentemente el uso de la agenda, o incorporar una mayor frecuencia de descansos a lo largo de la jornada escolar.
En casa, por otro lado, una de las ayudas más efectivas que podemos brindar a las personas con TND es en relación a la gestión del tiempo, ya sea anticipándoles futuros eventos con cierta antelación o ayudándoles a planificar las tareas educativas y/o laborales mediante el uso de agendas y alarmas. También es conveniente poder ayudarles a organizarse los diferentes materiales mediante el uso de armarios, cajones y compartimentos debidamente estructurados y señalizados.
¿Cómo es el tratamiento de los TND en Ita?
En Cesasin disponemos de diferentes recursos asistenciales para el tratamiento de personas con TND. Uno de ellos es la modalidad asistencial de Hospital de Día, que permite al paciente conciliar las necesidades de su tratamiento con la realización de actividades que le permiten mantener el contacto con su comunidad. Esta modalidad de tratamiento se basa un abordaje multidisciplinar enfocado a la rehabilitación psicosocial en áreas como la educación, el empleo o las relaciones sociales, a partir de la realización de terapias grupales e individuales, seguimiento de rutinas, terapias familiares e incluso programas para abordar problemáticas concretas habituales en pacientes con TND, tales como el programa de tratamiento de adicción a las nuevas tecnologías.
Sin embargo, existen ocasiones en las que la propia situación familiar, escolar o conductual del paciente se agrava y desborda, por los que resulta conveniente plantear un tratamiento en régimen de hospitalización. Este recurso ofrece atención continuada las 24h, especializada e individualizada para cada uno de los trastornos para un abordaje a medio-largo plazo del problema.